Ir al contenido principal

Biografía


Un hombre nace
con todas las puertas abiertas
y hace todo lo que hace,
llora, mira y quiere,
con el corazón descalzo.

Pero mientras crece
o en un instante equis de su vida
aprende o alguien le hace aprender
que no está bien
mostrarse así.

Entonces
se va cerrando
poco a poco,
se va volviendo un extraño
con todo lo que lo rodea,
con todo lo que ve, toca y siente,
hasta llegar al punto irreversible
donde hasta lo familiar
se va tiñendo de matices desconocidos.

Así, el hombre va volviéndose
un marginado, un paria, un pobre diablo
en un mundo lleno de pobres diablos.

A medida que avanzan los años
va alimentando su propio universo,
lo va poblando
con recuerdos y esperanzas, caricias y gestos
que tal vez nadie más que él conocerá:
con manchas, sonidos y colores,
con aromas, placeres y cristales,
con miradas inocentes y encarceladas,
con lluvias mezcladas con atardeceres.

A dónde van
todas esas cosas
cuando ese hombre muere:
nadie sabe, pero
siempre, en todas partes, todos
somos ese hombre.

De "Lo Levemente Ajeno" (El Suri Porfiado Ediciones, 2013).
Foto: Natalia Buch.
Ingrid Pelicori leyendo "Biografía" (Presentación de libros de "El Suri Porfiado Ediciones", Centro Cultural de la Cooperación, 07/10/2013).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Escala 2:100

“ An angry man, that is my subject” Ilíada, I, 1 Traducción de W.H.D. Rouse Cada palada, una herida en el vientre del río profundo, anchuroso. Con violencia medida, con una furia tranquila, el hombre contenido en el bote, avanzando en la tarde noche. El sol cayendo lerdo, anguloso. Al fin, la otra orilla. Los pies en el barro, arrastrar el bote unos metros tierra adentro. Los perros conocidos que se acercan a olisquearle los pantalones, las alpargatas. La casa allá arriba, al lado de un sauce viejo. Sale el otro, mate en mano, la otra mano a la cintura. -Cayó piedra sin llover. Le pega una chupada al amargo, cebado en un pomelo cortado a la mitad. -Lisandro- lo nombra el recién llegado. -Orestes- dice el otro. Se quedan parados, como midiéndose, unos minutos. El dueño de casa silba algo y se detiene enseguida, una melodía irreconocible, acaso inexistente. El visitante comienza a armarse un cigarro, como sin apuro. -Pero no te quedés ahí parado. Pasá, chamigo...

El Infiernísimo

Salmos, CXXXIX, 8. La foto De izquierda a derecha. Parados: Pablo Briones (mejor conocido como “el Loco Canción” ), el Carucha (orejón, los ojos siempre entrecerrados), los mellizos Juan y Santiago Del Pozo, el chileno Harold (que le decían “Chileno” , por la tonada, se había criado en Mendoza), Facundo Parra, Matías Montenegro (el “Rulo” ), el “Nene” Sapienza, Hugo Miranda y yo (el único con saco y anteojos negros, claro). Sentados: Hernán Paillalef, Lalo Briones (primo de Pablo), Juan Pannunzio (el “Pibe Palangana” ), Samuel Santana, el Juanca Di Lorenzo con su hijo de siete años (idénticos, calcados), el “Chita” Martínez y Manuel Tadeo Jiménez. Todos estos nombres están más o menos cambiados, más o menos inventados (menos los apodos). Mejor así, para que no estorben. Para que no me ganen la bronca o la tristeza, para que haya una distancia entre esas personas y yo ahora, al hablar de ellos y de esos tiempos. La llegada Llegué a Cabo Esperanza en pleno ver...

Un Mundo de Escritores

Soy escritor. Pienso que ser escritor es, primerísima e insoslayablemente, pensar como escritor, subordinarse una y otra vez a la ardua labor de ser escritor, mirar la vida veinticuatro horas al día con ojos de escritor. Soy escritor y tengo un dilema. Un dilema de orden epistemológico, llamémoslo así. La vida se me presenta indistintamente con rostros trágicos o cómicos, a veces funde ambos en un solo híbrido horroroso, y otras (cada vez las más comunes) me enseña los hechos llanos, desprovistos de rostro alguno, como invitándome, incitándome a estamparle alguno yo mismo. Veo la vida como una colección de escenas sueltas, exentas de argumento. Como una película casi muda, de actores impávidos, una película a la cual hay que agregarle una música de fondo arbitrariamente adecuada. Y no hay preludios ni epílogos. Todo es urgente, todo es acto. Por caso, esta mañana salgo de casa y voy hasta la terminal del colectivo. A propósito, es necesario aclarar que ya está construida la nuev...