entre los desordenados abriles
y los castaños agostos
que se amontonan
en esta tarde blanca,
insolente.
Amaso unas lentas líneas
con un esfuerzo vago,
intento recuperar algo
de tu todo: un gesto inmóvil,
una palabra cotidiana,
un par de ojos.
Tu abrazo invisible en la madrugada,
los acordes de tus pasos inundando
el cuarto, tu olor íntimo, intento
recuperar todo lo imposible.
Siento
que tu recuerdo en mi memoria
es una melodía mansa,
insostenible,
que entra silbando y se ríe,
mintiendo un presente
cada vez más lento,
cada vez más desafinado.
Te vas
de a ratos, esa
es la indestructible verdad,
eso es lo que lloro
con tinta visible
entre ya pobres abriles
y tristes agostos
mientras desparramo estas líneas
que nunca leerán tus ojos.
Puerto Esperanza,
Misiones, Julio de 2004
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