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Correspondencias Secretas (Ediciones del Dock, 2015)


"Sin alzar la voz, pero con la precisión que sólo logran los buenos artesanos, Diego Reis seduce al lector en cada uno de sus relatos. No importa que la acción transcurra en medio de un inmenso campo durante un inclemente verano, en una fantasmagórica estación de ómnibus o en un bosque que parece ser la contracara del propuesto por Cortázar, en todos los casos nos enfrentaremos con historias formidables, brindadas por alguien que conoce los íntimos secretos de la narración y sabe de qué modo revelarlos". (Vicente Battista)


Reis, Diego Correspondencias secretas. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Del Dock, 2015. 116 p. ; 20x14 cm.
ISBN 978-987-559-272-8
1. Narrativa Argentina. 2.  Cuentos. I. Título CDD A863

Ediciones del Dock Avda. Córdoba 2054, 1º “A” (1120) Buenos Aires 
Tel. / Fax: 4374-2772  e-mail: info@deldock.com.ar
Director Editorial: Carlos Pereiro

© Diego Reis
Foto de portada: Natalia Büch, de la serie "Sonata otoñal"
Diseño de tapa: Alejandro Juárez

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
Impreso en Argentina


A Cecilia, siempre.


 “Cada actor llega a escena
con un traje y una cara pintada
que dice enseguida lo que es.
Rojo: es valiente. Blanco con una raya negra: es traidor.
Si no tiene más que un poco de blanco en la nariz,
es un personaje cómico.”

Henri Michaux, “Un bárbaro en Asia”.

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Para la Última Novia

Estaré en las márgenes de mi silencio como el agua se acoda en la ribera. Seré entonces una antigua canción que tu boca olvidará un poco cada día. Seré al final un par de versos gastados, un poema desarmado que recitarás una mañana preguntándote de dónde vino. Huestes desordenadas de caracoles dormirán en mi espalda. Serás una corteza abandonada en mi costado. Esperaré en los umbrales últimos del misterio, como un peregrino a las puertas de una ciudad desconocida. Me recostaré a la sombra de unos pilares de piedra, reinventando verbos vanos en tu memoria. Tus besos lejanos tendrán el sabor de viento seco y salado. Serás entonces una vieja certeza abandonada. Cerraré por fin mis ojos una siesta cualquiera y tu nombre jugará segundos en mis labios y en mis dedos, como un sonido hermoso, inefable que entra por la ventana y huye, antes de que nadie pueda reconocerlo.

Escala 2:100

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