no te quedes demasiado tiempo
en el mismo lugar.
No desearás nunca no haber nacido,
no aguardarás la muerte redentora
sentado en el umbral.
No reprimas tu risa ni tu llanto
y de cualquier forma llorarás,
nunca gimas ni te rías
ante los restos de un naufragio.
No te cases ni te embarques,
no vayas por mar
a ningún lugar
al que puedas ir por tierra.
No cubrirás tu desnudez
con ropas ajenas,
no usarás tu palabra
ni tu silencio en vano.
No tendrás más ídolos
de los que puedas cargar,
no comas el pan ázimo de la culpa
ni el amargo del perdón.
No desdeñarás el azar
que es una de las muchas
formas de dios,
no llevarás la cuenta del tiempo
y entonces el tiempo
se convertirá en tu desdicha.
No amarás ni desamarás
sino de corazón,
no salvarás sino aquello
que deba ser salvado.
Nunca digas nunca
ni todo ni nada ni siempre,
no huyas de nada
pero no hagas nada.
Nunca digas
de esta agua no he de beber,
no bajarás dos veces
al mismo río.
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